segunda-feira, 23 de junho de 2008

ARTURO PÉREZ-REVERTE, Permitidme tutearos, imbéciles

Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas. Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.

3 comentários:

Animal disse...

isto devia ser traduzido para português (pré e pós acordo ortográfico) e os nomes referidos substituídos por Eças, Pessoas, Quentais e outros que tais.

Pelos vistos, a redução das novas gerações a alforrecas acéfalas não é exclusivo lusitano...

Animal disse...

por via das coisas já linkei isto pró meu blogue que é mais bonito que o teu...

José Melo Ferreira disse...

Estado Novo orientou a política da educação para formar operários, funcionários e militares, ordeiros, tementes aos superiores e a deus (por esta ordem) e de horizontes pacóvios mais ou menos enviesados, mas práticos em aritmética e competentes a lavrar requerimentos em "papel azul de 35 linhas" sem rasuras, borrões e erros ortográficos. As falhas do ensino eram a emergência de intelectuais, contestatários, perturbadores do processo e activistas.
Hoje a educação está orientada para criar consumidores, superiormente preparados para responder com uma cruz a qualquer teste da maior exigência, saberem introduzir o número do cartão de crédito na página das promoções de aventura radical de três dias e duas noites da netviagens.com, o de contribuinte na declaração electrónica do IRS e terem opinião cientificamente sustentadas sobre o perfil defesa esquerdo. Quando o sistema falha, emergem portugueses brilhantes em universidades e empresas dos Estados Unidos ou Inglaterra.
Curiosamente, a política da educação actual foi definida e gerida pela geração dos intelectuais contestatários do Estado Novo.

Mas afinal, quem falou em "geração rasca"?

E, agora o sr Arturo Pérez-Reverte chamar imbecís aos concidadãos criados pela actual política da educação? Que que eles se revoltem? Que percam o emprego? O cargo na Associação de Estudantes ou no Partido? Que cuspam no prato que lhes deu de comer?
Demasiada ingratidão quando hà tanta gente a morrer de fome no Telejornal(seja lá onde for o Telejornal, ou nas Filipinas ou no National Geografics, enfim, por esse mundo fora...).